Vestirlos, hacerles fiestas de cumpleaños y pasearlos en cochesitos de bebes son acciones con las que los tutores o dueños de los perros tienden a humanizar a sus perros, pero lejos de representar una muestra de amor, es maltrato animal
Humanizar a los animales de compañía, por ejemplo a los perros, les puede generar un daño grave, pues implica que realicen comportamientos que no son propios de su especie. Estos comportamientos van anulando sus propias formas de comunicación, reglas de convivencia y organización social, afectando su desarrollo.
El efecto negativo de humanizar a los perros
Humanizar a los perros es más frecuente o común, debido en gran en medida a que cada vez son más las personas que no tienen hijos. Pero el hecho de pretender que un perro se comporte como persona (los llamados perrhijos) con todo lo que ello implica, hace que el dueño o tutor deposite en su can expectativas fuera de contexto que solo perjudican el desarrollo del perro.
Cuando una persona está todo el tiempo con su perro se genera un apego excesivo y cuando el tutor o dueño no está, el perro puede sufrir ansiedad por separación, lo que a su vez provoca que el perro sufra de ataques de pánico o, bien, tenga comportamientos destructivos:
«Al regresar y ver el desorden, el dueño piensa que el animal lo hizo en venganza por haberlo dejado solo, lo regaña y lo trata como si entendiera las circunstancias, cuando en realidad el perro está expresando ansiedad, porque la figura que le aporta seguridad no está disponible».
«Muchos dueños los integran a rituales o costumbres como celebrar su cumpleaños o hacerlos participes de bodas o eventos que no necesitan ni comprenden. No tiene caso sentarlos a la mesa con un pastel o ponerles un vestido, porque son situaciones incómodas e incomprensibles para ellos.
Humanizar a los perros, no marcarles límites y reglas causa que el can se crea el líder de la manada y pierda el respeto a su dueño:
«Cuando ellos se sienten el líder es cuando vienen los problemas, el perro le pierde el respeto al dueño y lo llega a agredir, entonces lo primero es ver qué perfil tiene el perro, por qué reacciona así, por jerarquía, por nerviosismo, así como conocer el perfil de familia para después trabajar con los ejemplares», explica el entrenador canino.
Es sumamente importante que todo dueño o tutor atienda y dote de equilibrio mental a su perro, a través sobre todo de límites, para que el can sea feliz, equilibrado y educado, por medio de un entrenamiento positivo.
Para logar que los perros sean felices, no hay que humanizarlos, pues ponerles ropa o sacarlos a pasear en coches los desequilibra. Y que si bien los perros son un miembro más de la familia, los tutores deben tener claro y no olvidar que los canes no son humanos y que para sentirse en armonía, necesitan ejercicio diario, paseos, sociabilizar con otros perros y personas, así como proteger a sus amos y recibir amor expresado en caricias.